A MÍ NO ME GUSTABAN LOS NIÑOS

Algunas veces a mi hijo le ha dado por reírse un tanto curioso, algo exagerado como fingiendo la risa. Fue mientras miraba "Masha y el oso" cuando lo noté, abrió la boca más de lo normal e hizo ruidos como parte de su risa, movía la cabeza de un lado a otro y luego me volteó a ver para cerciorarse de que yo lo había visto.

¿Les ha tocado ver esto con los suyos?

Creo que es algo normal de los niños, exagerar a veces las cosas para llamar la atención y hacer algo gracioso. Ya lo había visto antes en otros niños y siempre pensaba, ¿para qué exagerar tanto? ¿qué ganan con eso? Creo que hasta me desesperaba un poco.

Pero al ver a mi hijo pensé: este niño es comiquísimo!! Que puntada tan buena de mi hijo! Es una de las cosas más chistosas y tiernas que he visto. Todo eso acompañado de una sonrisa boba de mi parte al ver a mi hijo con su actuación.

Así es, antes a mí no me gustaban los niños, hasta que tuve al mío mi opinión cambió radicalmente.

Los niños siempre me daban algo de miedo, sentía que podían oler mi inseguridad e irse directo a la yugular. Bueno exagero, pero sí creía que se daban cuenta de que no me sentía cómoda con ellos.

Son brutalmente honestos, no hay poses, no hay engaños. Ellos sienten la vibra a su alrededor y te dan su opinión sin dudarlo.

Yo evitaba a toda costa cargar a los bebés, me daba pánico que lloraran en mis brazos, sentía las miradas de los demás si el bebé gritaba. Ahora sé que es algo tan simple como que cualquier bebé prefiere estar en los brazos de su mamá y no tanto de un extraño, no es nada personal.

Ahora hasta hago reír a los bebés, les digo los mismos cariñitos que le digo a mi hijo y me sonríen honestamente, se me quedan viendo con sus grandes ojos y les dan gracia mis tontadas. No puedo decir que pasa con todos los bebés que me topo, pero si la mayoría.

Antes escuchaba a un bebé o niño llorar en una tienda y pensaba: ¿por qué esa mamá no puede controlar a su hijo? ¿para qué salen a la calle con sus hijos si saben que van a llorar y harán tal escándalo? (admito que era una completa ignorante). 

Ahora pienso: pobre bebé! debe tener hambre o sueño, hay mucha gente aquí y se siente incómodo. También pienso, pobre mamá! tiene que aguantar las miradas injustas de todos y ella sólo quería salir un ratito a la calle para por fin distraerse y divertirse con su hijo.

Antes pensaba, ¿por qué tienen que aventar todo al piso?. Bueno, eso me sigue sacando de quicio todavía, pero ahora sé que es parte de las etapas de los bebés y me tendré que aguantar y recoger lo que mi bebé avienta como proyectil desde su mesita para comer.

Antes ponía los ojos en blanco cuando miraba que un bebé abordaba el mismo vuelo que yo. Ahora me siento tranquila que otro bebé vaya junto a nosotros. Es otra mamá que me comprenderá si mi hijo se pone difícil durante el viaje, es como encontrar una aliada desconocida.

Antes no sabía cómo reaccionar a las muestras de cariño de un niño. Durante mi servicio social en la universidad fui guía en un museo para niños, en un recorrido mientras explicaba algo una niña me sonrió y sin más me abrazó. Yo puse cara de "¿y esta qué quiere?" y me quedé un poco congelada pensando ¿la abrazo, me quito, salgo corriendo?. Ahora sé que cuando un niño te entrega una muestra así de linda debes sentirte agradecido y afortunado, estás frente algo auténtico.

No voy a mentir y diré que soy la nueva Mary Poppins que ama a todos los niños, habrá uno que otro por ahí al que mejor le sacaré la vuelta.

Pero pasé de ser la persona que confesaba con pena que no le gustaban del todo los niños y los prefería lejos, a la que les sonríe de manera sincera y los comprende un poquito mejor.

No sé si les pase a ustedes, pero yo veo a mi hijo en la mirada de otros niños con los que me topo. No se parecen en nada a mi hijo, pero sus ojos a pesar de ser de otro color  o tamaño reflejan lo mismo que veo en el mío. Si sonríen es como ver a mi hijo reír, si sufren por algo me siento verdaderamente triste, como si le estuviera pasando al mío.

Así que me confieso, soy la mamá a la que antes no le gustaban los niños.