5 DÍAS LEJOS DE REDES SOCIALES , 5 DÍAS MÁS CERCA DE MI HIJO



Tenía un tiempo pensando que quería alejarme por unos días de las redes sociales, quería hacer una desintoxicación de todo eso.
Llevaba días en que me sentía estresada por entrar a revisar Facebook o Instagram, en lugar de ser una distracción me encontraba a mí misma comparándome con algo más, criticando a mí y a otros, molestándome o sintiéndome triste por cosas que pasan en el mundo, en fin, estaba gastando mi energía en cosas que no debía. Entrar a mis redes sociales se estaba haciendo algo negativo.

Sin mencionar que cada día me sentía más dependiente de mi teléfono. Lo primero cada mañana era tomar a mi hijo en brazos para amamantarlo e inmediatamente tomaba mi teléfono para comenzar a deslizar mi dedo por la pantalla mientras él comía. Desde que me despertaba comenzaba todo.

Me descubría a mí misma con el celular en la mano mientras mi hijo jugaba y hacía una pausa a su juego para voltear a verme esperando a que lo siguiera, según yo sólo contestaba ese mensaje de Whatsapp de manera rápida, pero yo detenía la diversión con mi hijo.

¿Se han sentido así?

Soy una mamá que al quedarse en casa pasa muchas horas sin hablar con otra persona, me he valido de mis redes sociales para sentir que tengo contacto con los demás. Además, al vivir lejos de familiares y amigos, esta es la forma que he encontrado para sentirme más cerca y para compartir todas las actualizaciones de mi hijo.

Pero a veces uno abusa y sentí que era el momento de hacer una pausa. Fue un mini detox de 5 días, pero aún así me funcionó muy bien y sentí que disfruté más y mejor a mi hijo, de mi vida en general.

Limité mi uso del Whatsapp a los mensajes que enviaba mi esposo para saber cómo iba nuestro día en casa, darnos los buenos días y saber que estábamos bien. El resto de los mensajes los contestaba hasta la noche que mi hijo y mi esposo dormían (las pláticas con mi mejor amiga han durado días).

Usé Pinterest a la hora de preparar la comida para ver alguna nueva receta para Leo, pero el resto lo dejaba para la noche cuando todos dormían. Correos, mensajes y demás los revisaba un ratito en la noche sólo para ver que no hubiera algo importante, pero si me sentía cansada y no había nada realmente urgente, lo dejaba para después. Pasaba un ratito en Facebook, pero trataba de ser rápida y ver muy poco. 

Mis días comenzaban con mi hijo en mis brazos mientras lo alimentaba, pero ahora sólo miraba la hora en el celular. Al preparar el desayuno dejaba mi teléfono en la sala. 

Jugué con mi hijo estando más presente, admito que tomé fotos con mi celular, pero no podía evitar tratar de cazar los nuevos pasos de mi hijo. Estaba ahí con él, viéndolo reír, gateando junto a él y hasta peleando entre nosotros porque teníamos un desacuerdo (ya saben, él quería comer una caja de cartón y al quitársela comenzaban las diferencias).

Pero cada momento, ya fuera de risas o estrés, lo viví estando realmente presente.

Dormí una siesta de dos horas con mi bebé; en lugar de dormirlo sólo a él y ponerme a revisar mis redes sociales, decidí que después de la mala noche que pasé por los despertares de mi hijo, lo mejor era dormir pegadita a él y recuperar energía.

Me alcanzaba mejor el tiempo en el día porque no estaba distraída por revisar algo más. Hasta comencé a ver una serie nueva junto a mi esposo por las noches, en lugar de sentarme a su lado con mi teléfono en mano.

Esto fue una mini desintoxicación pues no me desconecté del todo, pero me di cuenta de que debo dar prioridad a lo importante, debo poner una pausa a las cosas si siento que no me deja nada positivo, debo estar más presente para los que me importan.

Volveré a estar más conectada, lo admito, pero realmente esta pausa me hizo sentir mucho mejor y estar más tranquila, no olvidaré esto.

Es algo contradictorio de mi parte hacer uso de una red social para contarles esto, pero es la única forma que tengo de llegar a ustedes. Si se han sentido así alguna vez, les recomiendo ampliamente que se den esa desintoxicación tan necesaria.

Los mensajes pueden esperar, los correos pueden esperar, Facebook puede esperar. 

Mi hijo no debe esperar, él merece una mamá presente, que lo vea más seguido a los ojos, que se ría con él y que se siente a su lado frente a la ventana para ver pasar carros; está creciendo rápidamente y no me lo quiero perder por estar atenta a un teléfono.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Hace 1 año me enteré de que sería mamá

HOY CUMPLO 1 AÑO DE SER MAMÁ

Me convertí en la mamá del bebé que llora en un restaurant