MI HIJO NO ES MÍO


Hace un rato estaba viendo la televisión y apareció un comercial que me cayó de golpe. Era un comercial donde mostraba a un pequeño niño con su cachorro tomando cosas de su cuarto y saliendo fuera de su casa para meterlas a la cajuela de una camioneta; así se va viendo al niño subiendo cosas poco a poco. En algún momento se ve al papá del niño preguntarle desde otro cuarto que si necesitaba ayuda. El que respondió la pregunta ya no era el niño, sino un joven acompañado de su perro mayor lleno de canas. El muchacho estaba preparando sus cosas para partir a la universidad y dejar la casa de sus papás, pero para sus padres todavía se miraba como un niño. Al final se ve a la mamá y papá despidiendo con sus manos a su hijo mientras miraban alejarse a la camioneta.

No pude evitar que se me apachurrara un poquito el corazón al darme cuenta de que en algún momento yo estaré en ese mismo lugar viendo partir a mi hijo. 

Quizás suena algo adelantado de mi parte pues mi hijo es aún un bebé, pero también debo aceptar que el tiempo pasa realmente rápido al ver crecer a los hijos. Apenas hace un año llegué con un recién nacido a casa y él ahora es un bebé que no para de moverse y ha hecho increíbles avances en tan poco tiempo. 

¿En qué momento cambiaron tanto las cosas?

Desde los primeros días de vida de mi hijo tuve un pensamiento, cuando lo recargaba en mi pecho para sacarle el aire después de darle de comer, teniendo su cabecita junto a la mía imaginaba que quizás algún día estaríamos en esa misma posición bailando en el día de su boda, pero yo me recargaré en su hombro como él lo hace conmigo ahorita. Ahí comencé a pensar que mi hijo no es mío.

Definitivamente, desde que tuve a mi bebé en brazos por primera vez supe que debía tener algo muy claro: mi hijo no es mi propiedad y él no me deberá nada cuando crezca. Así miro las cosas y creo que es simplemente lo más natural del mundo.

Es mi responsabilidad darle todo lo mejor de mí durante su vida, amarlo, cuidarlo, guiarlo. Pero llegará el momento en que tomará su propio camino y no me sentiré triste por eso, al contrario, estaré orgullosa de formar a una persona que se valga por sí misma y busque su propio camino.

Existe la clásica frase de "los hijos son prestados", creo que esa frase es totalmente cierta. 

Después de ver ese comercial, mi bebé despertó llorando en la noche y debo admitir que muchas veces cuando pasa eso pienso: no! ¿por qué se despertó? ya por fin estábamos descansando todos! Pero esa noche aprecié ese momento, esa cercanía con mi hijo que después ya no será igual. Me acosté en la cama junto con él y lo abracé mientras nos quedamos dormidos.

Por ahorita voy a abrazar a mi bebé regordete siempre que pueda y lo llenaré de besos, a ese bebé que necesita de su mamá todo el tiempo y llora sin motivo cuando me mira, como sabiendo que yo acudiré a su rescate. No mentiré y diré que disfrutaré siempre esos momentos de llantos y cansancio, a veces también querré mis ratos a solas; pero me recordaré de vez en cuando que esos momentos se irán algún día y por ahorita abrazaré el hermoso caos que pone mi hijo en mi vida.

Así como ahorita me necesita cerca, algún día él necesitará que yo de un paso atrás.


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